Pagan al salir | Amparo Piñeirua
Nos hicieron una invitación para pasar un fin de semana largo en la casa que tenía la tía Lolita en el lago de Garda en Italia, que acababa de fallecer, querían leernos el testamento. Claro que nos dio pena que muriese, pero el recibir, aunque sea un poco de su herencia nos emocionaba.
Éramos tres sobrinos, ella se casó, pero nunca tuvo hijos. Sabíamos que eran ricos.
La casa en lago de Garda era espectacular, moderna luminosa y con unas vistas fenomenales. El jardín te invitaba a la paz y tranquilidad.
Los tres sobrinos con las parejas nos instalamos en nuestras respectivas habitaciones. Siempre me ha llamado la atención, como para recibir una herencia todos tienen tiempo y dinero para desplazarse.
El servicio nos atendía muy bien, el lunes se leería el testamento.
En las comidas y cenas platicábamos de lo que heredaríamos, se convirtió en un tema de conversación asiduo, ya nos veíamos como millonarios y saliendo de nuestras deudas. Esas vacaciones parecía que estaban diseñadas para que nos acostumbráramos al lujo.
Fue una estancia muy agradable, hasta que los egos y envidias empezaron apoderarse de cada uno de nosotros.
En la comida del domingo, mi primo José, nos comentaba que seguramente a él le dejaría más, pues la llamaba de vez en cuando para saber como estaba. Maica mi otra prima dijo que sería ella por que siempre para su
cumpleaños le mandaba flores. Yo también dije que en algunos viajes la habíamos invitado y que, aunque nunca quiso venir nos lo agradeció mucho.
La conversación subió de tono y junto con las parejas empezamos una discusión.
—Pero ¿que te crees que por unas llamaditas tu vas a recibir mas?, le dijo mi marido a José, que por cierto no le caía muy bien
—Pues mira tu, con invitarla a viajes que sabías que no iría y que seguramente la invitabas para que pagara, ¿eran los consentidos? pues no
— Maica, nos gritó a todos, llamándonos egoístas e interesados. La discusión se tornó álgida y todos terminamos peleados. Ya no hubo comidas ni cenas en común y cada uno por su lado, calculando quien se llevaría mas del botín.
Nunca nadie preguntó en que condiciones había muerto la tía, ni contamos alguna anécdota de ella que la recordáramos con cariño.
Todos parecíamos carroñeros esperando lo que nos darían
Cuando llegó el lunes, el notario nos pidió que pasáramos a la sala para llevar a cabo el proceso.
Todos nos acomodamos y la lectura comenzó.
Estimados sobrinos;
Para no abusar de su tiempo iré al grano. Al quedarme sola después de la muerte de vuestro tío, decidí que vendería todo lo que teníamos y me gastaría el dinero en viajes, así es que me subí a un barco para hacer un crucero, me gustó tanto estar cuidada, apapachada, segura y acompañada que ya nunca
me baje. Tomaba cada vez uno diferente para visitar muchos lugares y compraba el mejor camarote hasta que se me acabó el dinero que coincidió justo con que ya empezaba a sentirme mal. Me alegro haber sido buena administradora. La casa en la que están se entrega mañana al nuevo dueño así es que, espero la pudieran disfrutar, por la estancia no tendrán que pagar es mi regalo de despedida, pero por la comida, la bebida y el servicio si tendrán que hacerlo. Confió que su estancia haya sido confortable y que tuvieran la oportunidad de convivir que no siempre, es fácil hacerlo con la familia.
Su tía Lolita que los quiere.