Insomnio
Mirtha Briñez
¡Por favor, duérmete!, Déjame descansar.
―Estás loca. ¿Vas a culparme de tu insomnio?
― ¿Eres tonto o qué?
― ¿No se te ha ocurrido pensar, que yo también estoy cansado?
―Si serás ca…, tú tienes el poder, no te puedes apagar y dejar que duerma.
―Y tú una estúpida de remate, te crees todo lo que dicen los libros. Claro, la lógica, yo domino el resto del cuerpo.
― ¿Y no es así?, regulas todos los ciclos hormonales, el consciente, subconsciente y el inconsciente.
― ¡Sí ¡, esos dicen ustedes para culparme de todos sus errores.
― ¿Cómo? Vas a decirme que no tienes el control. ¿Acaso tienes una sombra que hace lo que quiere? ¡Claro ahora vas a hacer cortocircuito y volverme loca!
― Estas de remate, no tengo la culpa que durante la noche te dé por escarbar en el pasado, en la situación económica, en cómo llenar de estupideces la página en blanco e incluso hasta en el apocalipsis.
― ¿¡No entiendo nada!?
―No es necesario que grites, puedo entender tus pensamientos, de alguna manera… yo los genero.
― ¿Y por qué car… no te apagas?
―Sí me sigues jorobando creo que voy a fundirme. Relájate― no, eso es imposible para ti― Mejor tomate una de esas pepas, esas que anulan parcialmente mis funciones, también necesito descansar.