El hallazgo

Uriel Arechiga

Deinos ‘Terrible’. Saurus ‘Lagarto’

 

Richard Owen (1842)

 

Estaba fresco en el Centro de Estudios de Vestigios Naturales. El doctor Kan llamó a mantenimiento para que los grandulones de intendencia que se pasaban el día comiendo desplegaran de una vez la maldita sombrilla solar para reflejar los rayos infrarrojos hacia el tragaluz de su espacio de trabajo. Ellos sabían muy bien que con ese frío no podía trabajar.

El intercomunicador sonó.

—Doctor, la exploradora Tóolok eztá aquí con notizias sobre el zitio de excavación —dijo la secretaria con ese tono tan particular que a veces lo sacaba de quicio.

Kan pegó un brinco que hizo retumbar el lugar, por lo que todo mundo supo que algo importante estaba sucediendo. (El sobrepeso de Kan y sus brincos eran una leyenda en el Instituto).

—¡Que pase inmediatamente!

Miss Tóolok entró con un ritmo cadencioso que denotaba alegría. Por poco no golpeó una vitrina llena de fósiles valiosos.

—Adelante, señora, acérquese.

—¡Señorita! Usted, doctor, sabe muy bien que, por haberme dedicado en cuerpo y alma a este proyecto, estoy a punto de ya no ser fértil. —Le dio temor que afuera la hubieran escuchado, por lo que comenzó a mirar en diferentes direcciones al mismo tiempo.

—Ya, ya, Tóolok. No estamos para susceptibilidades; a ver, dígame, usted no estaría aquí si no tuviera algo importante que reportarme.

—Doctor, estamos al borde de una revolución científica; muy pronto tendremos los datos finales de la investigación y podremos anunciar a la sociedad el hallazgo.

Kan Sonrió mostrando su dentadura

—Querrá decir: “Podrá anunciar”, ¿verdad?

Del susto, la exploradora cambió de color, se encogió y asintió. Sus ojos volvieron a girar.

—¡Venga! Ya cuénteme; al final, usted tendrá algo de reconocimiento también —estimuló benévolamente el doctor.

Como represa que se desborda, el relato de la exploradora Toólok fue inundando la imaginación de Kan. Toda la teoría evolutiva que hasta el momento sostenía que la vida actual descendía de las formas básicas de biología fosilizadas, que habían sido encontradas en el sitio de excavación hacía tanto tiempo no eran ciertas:

—No vivieron en panales; las investigaciones demostraban que las grandes concentraciones encontradas en la excavación estaban conformadas por espacios autónomos, y no por celdas, lo cual denotaba un cierto nivel de planeación, inclusive de apreciación estética. Es decir, eran inteligentes.

Con la incorporación de nuevas tecnologías de análisis, las evidencias indicaban que estas formas de vida habían desaparecido por una combinación de agentes virales con radiaciones termonucleares (una tormenta solar), y no por el meteorito que había formado la península de Uh Yu Ka T’ann.

»Por si fuera poco, los estudios de doble hélix demostraron que no tenían escamas y las resonificaciones magnetónicas, que caminaban en dos patas, en forma erecta, y que las hembras no ponían huevos: los cargaban en sus vientres. Esto último se pudo ratificar debido a que sus espacios vitales no estaban hechos para anidar, pero sí para preservar a sus crías de las inclemencias del tiempo. Algunos de ellos eran carnívoros y otros, vegetarianos, pero podían comer de todo.

»Para finalizar, quedó demostrado que podían vivir en esas grandes concentraciones de habitáculos sin necesidad del calor del sol, lo cual indica que tenían una manera desconocida de regular la temperatura de su sangre.

—¿Dice que podían comer de todo? —preguntó el doctor Kan, al que, al haber escuchado la palabra comida, se le antojó almorzar.

—En efecto.

—Los llamaré Omnívore sapiens porque comían de todo y eran inteligentes. ¡Soy un genio! —Toólok giró los ojos y cambió nuevamente de color—. Eso es todo, puede retirarse exploradora y, si quiere poner huevos fertilizados algún día, le sugiero que salga de prisa, porque me está dando hambre —advirtió el Doctor Kan, de la familia Rex, mientras sonreía vorazmente…