Desayuno

Carlos DK

El día soleado daba para estar perezoso en la fresca hierba del lago tras la tormenta del día anterior. Aquella mañana había avanzado como otras tantas para la manada, entre juegos de los más pequeños y zarpazos de las mayores alejando a las crías más atrevidas.

 

Una gata que por sus colores y rasgos podría ser una pequeña tigresa llevaba toda la mañana cerca del lago, parecía entretenida, como si buscara algo. Cada movimiento que había en la orilla, era motivo de su atención. Se movía con cautela, despacio y sin querer llamar la atención. Cada paso de elegancia gatuna, estaba medido para pasar desapercibido. Finalmente encontró un sitio que le pareció idóneo para aquella mañana.

 

La sombra de un gran sauce refrescaba un sol que empezaba a sofocar con sus rayos. Dos grandes rocas se adentraban en el agua creando un pequeño paso. Allí, Tigresa se echó para disfrutar de aquel lugar privilegiado alejado del resto de la manada.

 

***

 

Por todos era sabido que con las lluvias, la abundancia venía arrastrada por las aguas de los múltiples arroyos que desembocaban en aquella masa de agua que era su hogar. Era allí donde vivían y competían por el alimento varios bancos de peces. Las había de múltiples colores y tamaños. Todas ellas disfrutaban del festín que era arrastrado y que les ofrecía las aguas caídas el día anterior.

 

Una carpa de un color blanco plateado husmeaba con sus bigotes sin ningún destino concreto, succionando cualquier cosa que encontrara en el barro del fondo y que pudiera dar buena cuenta, sino era de su agrado, lo escupía dejando espacio a una siguiente oportunidad. 

 

Una rica lombriz pareció estremecerse cuando aquel cuerpo brillando por los rayos del sol pasó cerca como una sombra acechante. Se enroscó sobre si misma buscando de alguna manera la protección que le ofrecía la presión de la tierra alrededor de su cuerpo. 

 

Plateada, que engordó más que sus demás hermanas por que no dejaba escapar una, se acercó a aquel movimiento sobre el fondo del lago con la certeza de la experiencia. Sin demora aceleró el nado hacia aquel baile espasmódico y succionó el agua cercana esperando notar aquel manjar cruzar su boca.

 

En ese momento la luz pareció apagarse sobre Plateada antes de que pudiera conseguir su captura, un golpe contundente en el lado de su escamoso cuerpo la hizo intensificar la vista para intentar comprender lo que estaba ocurriendo, pero solo pudo ver que a su alrededor todas sus hermanas se alejaban aterradas. Desesperada, intentó respirar, pero solo consiguió filtrar un agua espumosa falta de oxígeno. Al instante una sensación de desnudez e incredulidad. Sin equilibrio y sin poder respirar, quedó echada sobre su costado mientras se sintió abrasar por aquella luz brillante del cielo que la estaba robando la vida.

 

Sin querer comprender lo qué le estaba ocurriendo, sin querer aceptar su destino, sintió un dolor que se le hincaba a cada lado de su cuerpo mientras pudo ver a lo lejos sus aterradas hermanas lejos de la orilla, mirándola.

 

***

 

Tigresa se irguió y caminó hacia la manada con el orgullo de saberse útil. En un arbusto que utilizaban de refugio, los gatos más jóvenes se acercaron nerviosos a Tigresa que no tardó en repartir aquella captura. Una magnífica carpa plateada, con la que al menos hoy, podrán remediar el hambre de los últimos días.