Tengo Sueño

Manuel Alonso

No es lo mismo, tengo sueño o que tuve un sueño. Las palabras tienen múltiples modos y su uso cotidiano provoca que sean tan manoseadas, tan sobre utilizadas, que a veces pierden su auténtico valor y se convierten en voces vacías, pobres y confusas.

Y, es que es muy fácil cambiarle su valor o significado a un sustantivo, al agregarle por ejemplo un adjetivo, o precisarlo con un artículo; o darle un género con un pronombre; imprimirle acción con un verbo; darle su lugar o su tiempo con un adverbio; aportarle un sentimiento con una interjección; o ligarla a otra idea con una conjunción. Así de importante, así de trascendente, así de contrastante es el lenguaje, son las palabras.

Se dice que un hispanoparlante común, usa de media unas 300 palabras. Una persona culta, aumenta la cantidad, llegando a las 500 diarias. Un periodista o escritor, puede llegar a utilizar 3000. ¿Qué tanto influye entonces la riqueza de idioma con la de tu sueño? ¿Hay sueños cultos e incultos? O, ¿en tu sueño puedes escuchar palabras que no utilizas o que no conoces?

Dicen que somos los libros que hemos leído, los sueños que hemos soñado y las personas que hemos amado. Será por eso que para algunas personas su vida es un cuento y para otras es una pesadilla. O qué en ocasiones despiertes y no distingas si lo que te sucedió fue un sueño u ocurrió en realidad.

Qué paradoja: dormimos para poder estar despiertos por el día y que, precisamente porque estamos despiertos y activos durante el día necesitamos dormir. El sueño es una necesidad básica del organismo y su satisfacción nos permite la supervivencia. Pero ¿qué tan necesario es soñar para poder vivir? Lo cierto es, que cada mañana que despertamos tenemos una gran oportunidad para empezar a vivir nuestros sueños.

 Pero, ¿dónde está el límite de los sueños, al despertar acaso? No creo, pues es posible soñar con los ojos abiertos. ¿O se termina hasta que el sueño se haga realidad? Y, ¿cuándo se te olvida lo que soñaste, se desvanecen también tus ilusiones y tus anhelos?

Y, ¿qué es más productivo? un sueño profundo, o soñar despierto, donde se puede imaginar y reflexionar y estimular la creatividad. Eso significa que soñar despierto es más productivo, es más real, está más cerca de lo factible, contra lo que se piensa, que el que sueña despierto es un distraído, un iluso, o parece de narcolepsia.

Un sueño no es lo que ves mientras duermes o es lo que no te deja dormir. Y si no te deja dormir, es porque seguramente se trata de una pesadilla, un sueño húmedo, sueños de visita, jet lag o alguna parasomnia.

Si alguien te dice, sigue tus sueños, puede interpretarse de diferentes formas: acaso eres sonámbulo; o ve tras tus deseos, tus anhelos; o más bien, ya es hora de irte a la cama. Son tan variados, complejos y distintos lo sueños, que hay una ciencia que se ocupa de ellos, así como hay quienes los interpretan.

Lo cierto es que, ya sea que tengas sueño o tengas un sueño, no lo dejes ir.   

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