Por error
Andrés García
X– ¿Quién eres tú? ¡No te conozco! ¿A dónde me llevas?
Lo empujan y, al caer, no se escucha ningún golpe, pues el suelo, aunque desparejo, está mullido. La obscuridad reina.
X– ¡Espera! ¿Por qué me aventaste?, ¿en dónde me encuentro?
Risas.
X– ¿Quién se ríe?
Silencio.
X– No los veo. ¿Quién está aquí? ¡Ayúdenme!
Un ligero temblor en el piso, y aparece Z repentinamente.
Z– ¡Qué diferente eres!
X– ¿Yo?… ¡Vete al carajo! Si te vieras…
Otro movimiento. Llega R.
Z– Nunca había visto a alguien así. ¿Y tú, R?
R– ¡Jamás! Es tan largo y delgado…
Z– Y con un color… ¡Extraño!
R– Además, es suave (Lo toca). Muy suave
X– ¡Basta! ¿Quieren decirme dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?
Z– Yo soy el rey. ¿Acaso no ves mi porte? (Se yergue en toda su redondez).
R– Yo soy su ayudante.
Z– Te encuentras en mis dominios.
R– Estábamos descansando y de pronto surgió un destello de luz; luego, una sombra.
Z– Esa sombra crecía por momentos.
R– Vimos cómo caía y corrimos a ver qué era.
Z– Y la sombra eras tú; esperamos a que despertaras.
R– No había nada más que hacer.
Z– Te observamos detenidamente.
R– Entonces, despertaste.
Z– Lo demás ya lo sabes, pero…
R– ¿Al caer te lastimaste?
Z– ¿De dónde vienes?
R– ¿Allí son todos como tú?
Z– Si estás pensando en una invasión, olvídalo; ¡Los venceríamos!
R– Mataríamos.
Z– Acabaríamos.
R– Destrozaríamos.
Z– ¡Aplastaríamos!
R– ¡Destazaríamos!
Z– ¿No es así? (Voltea).
Coro– ¡Vencer, matar, conquistar!
X– Yo estoy aquí no por voluntad propia, ¡Por favor, créanme!
Z– Si tu intención no era venir…
R– Entonces… ¿Qué haces aquí?
Z– No te queremos.
R– Eres feo.
Z– ¡Repugnante!
R– Obsceno.
Coro– ¡Monstruo, bodrio! ¡Adefesio!
En este momento estalla el cielo en deslumbrante claridad; Luego, de nuevo cae la noche.
Z– ¿En dónde está?
R– Se fue…
Z– Desapareció.
Coro– (¿?)
¡Ay, Juana! Por eso no había encontrado la corbata; seguro, alguien la guardó por error en el cajón de los calcetines.