La cita

Iñaki Rangil

reto 173

Si en lugar de contároslo, pudierais verlo, os espantaría en similares proporciones. Es un martes cualquiera, me encuentro desnudo, envuelto en plástico para conservar alimentos en el frigorífico y dentro de un congelador. ¡Ah! Una puntualización que se me pasaba por alto. No, la marca del congelador es un detalle irrelevante. A lo que me refería es algo tan simple, pero de suma importancia, como que mi vida ya había expirado antes de entrar en aquel arcón. Por cierto, otro dato más, para matizar, allí me metieron después del óbito, queda desestimada la posibilidad de haber caído adentro, por zanjar la duda sin dejar cabos sueltos. 

Estimo oportuna una explicación, soy el primer interesado. Ahora bien, solo puedo relatar los hechos tal cual fui testigo, no así los motivos o circunstancias por las que llegué a aquella situación. El señor que me disparó, sonrió antes de hacerlo. El resto fue rápido entre sus subalternos me embutieron en aquel film transparente y al cajón.

Según recuerdo, solo le entregué una carta que leyó con suma atención, me la devolvió y, sin terciar palabra, tras la mencionada sonrisa, sacó su arma descerrajándome un disparo en el centro del pecho. Antes de llegar al suelo ya había dejado de existir. 

Hasta aquel lugar me llevó la intención de solicitar un crédito que no me concedía ningún banco. Para ello llevaba mi carta de recomendación como aval, firmada por un amigo común entre quién debía prestarme el dinero, o sea, mi asesino, y un servidor.

No sé si algo esclarecerá o no. Cometí una pequeña irregularidad en las instrucciones que me indicó mi avalista. Mis prisas por zanjar el pago que tenía pendiente para cancelar la hipoteca, me llevaron a adelantarme un día a la cita. No me dio tiempo ni a aclararlo tal como devinieron los acontecimientos a posteriori.

—Antón, acude con este escrito a esta dirección, sin faltar, el miércoles. No te hace falta nada más, ya lo tengo hablado con él —me anunció a la vez que me entregaba la epístola junto a una nota con la dirección del prestamista.

—Luis, ¿seguro que no habrá ningún problema? —Queriendo ratificar. Él solo movió de forma  afirmativa la cabeza. Después, me palmeó el hombro y se despidió.

Estábamos desesperados mi mujer y yo. Nos quedaba una pequeña cantidad para concluir de pagar la hipoteca del domicilio conyugal. Cada mes nos ahogábamos más para hacernos cargo de la cuota. Quisimos volver a renegociar con el Banco, pero ignoraron nuestra solicitud. Quisimos pedir, en vano, un nuevo crédito para zanjar la deuda, a la vez que obteníamos una cuota más cómoda para saldarla. Todos los esfuerzos resultaron muy frustrantes. Fue Luis, amigo de la universidad, quien se ofreció de inmediato, un día que me vio muy compungido. Conocía a un gran inversor que accedería si él se lo pedía, estaba dispuesto a hacer de intermediario en nuestro favor. Así fue el comienzo tal como lo conozco. El final, también está dicho. Ignoro si con esto llegamos a sacar alguna conclusión. Aunque de poco me vale ya, tranquilizaría mi espíritu conocer los pormenores.

 

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Mi colega Antón no sabe que soy investigador para un gran inversor. Aunque tiene algunos negocios turbios, están al margen de mi labor. Con la información que le proporciono gana mucho dinero, sin preocuparme cómo lo haga. Me considero muy bien pagado. Hoy me reúno con Mikel, mi jefe, tenemos un tema bastante serio a tratar, asunto de cuernos. Si se tercia, le pediré respuesta sobre el tema de Antón.

 —Luis me sorprende… ¿Estás completamente seguro?

—Llevo muchos años investigando para ti. ¿Te he fallado alguna vez? Estoy seguro al cien por cien, aunque no te guste, tu mujer te la está pegando con un desconocido. No obstante, voy a hacerte un favor a cambio de tu consideración sobre el crédito para mi amigo. Este martes que viene, lo tendrás aquí con una carta mía para que lo reconozcas. Tú sabrás qué hacer con él. 

—Eres un amigo. Lo de tu conocido dalo por hecho, le daré todas las facilidades que no obtiene de los bancos. Hazle venir el miércoles, estaré de mejor humor cuando liquide el otro asunto el martes.