Funambulista

Fernanda Almagro

Soy funambulista. Respiro hondo, miro al frente a un punto fijo, equilibro la pértiga y camino. Lo hago sin redes de protección, sin cinturón de seguridad. Dependo solo de mi centro de gravedad. Concentración. Equilibrio. Me abstraigo de ruidos, un pie, el otro, tensiono mi cuerpo hasta formar parte del cable.

 

Soy funambulista pero mi cable es la vida, la rutina. Si oigo voces o hablo sola caigo al vacío, también cuando digo todo lo que me pasa por la cabeza, cuando estoy demasiado triste, cuando grito porque me apetece, cuando escribo y nadie me entiende, cuando me encierro en mi casa y no tengo ganas de ver a nadie, cuando bebo demasiado, cuando me rio en la cara de la gente…

 

Soy funambulista pero mi pértiga son unas tristes píldoras que me atan a una existencia que no deseo, a una vida que no es la mía, a una libertad que significa ser otra.

 

Soy funambulista. A veces tropiezo conmigo misma y me desplomo; a veces soy yo la que deliberadamente me lanzo al vacío descendiendo en un espiral infinito aspirada por un agujero negro.

 

Soy funambulista. Lo heredé de mi madre.Cuando en la caída hago demasiado ruido me atan a este sudario blanco que atrapa mis manos a mi espalda y entonces… no soy nada.